Caminando junto a otras

por | Jun 20, 2024

—Por Carmen Sanabria RJM

A lo largo de los años que llevo en la Congregación, las palabras “interculturalidad” e “internacionalidad” habían estado presentes, pero hasta ahora que formé parte del Juniorado Internacional, he podido experimentarlas y le han dado un sentido nuevo a mi vocación.

Recordaba una frase de mi abuelita, que cuando tenía que afrontar algo nuevo, me decía “lo diferente asusta, pero siempre es una oportunidad de aprender” y para mí, esta experiencia fue así.

Durante estos meses fuera de la Provincia, conviviendo con religiosas de Nigeria, Camerún, India, Pakistán, Haití y España, afronté muchos retos y dificultades desde nuestras diferencias, sin embargo, aprendí a abrir mi corazón a lo nuevo, a perder el miedo a equivocarme y hablar otro idioma, a extender mis brazos para soltar lo mío, lo conocido y dejar que se llenaran de otros, no solo hablando de personas, sino de costumbres, culturas, prácticas, que, aunque eran tan distintas a la mía, formaban parte de mí.

Este tiempo pude palpar la pertenencia a Jesús-María, inmersa en la interculturalidad, pues todas estábamos impulsadas por el mismo carisma, cada una viviéndolo y compartiéndolo a su propia manera, sin perder lo fundamental. Para mí si hay algo universal, es el lenguaje del amor y considero que eso no nos faltó.

Nuestra formadora solía decir, “lo importante no es ser mujeres perfectas, sino mujeres completas” y ese fue uno de mis aprendizajes más significativos. Quererlo vivir me implicó anhelar dar lo mejor, desear construir comunidad, cada día intentar tener un corazón dispuesto a respetar, dialogar, conciliar, consciente de no herir y que, si en algún momento lastimaba a alguien, porque soy humana, disculparme y continuar esforzándome en la búsqueda de la plenitud, esa que se consigue cuando vives en armonía contigo misma y con las personas que te rodean.

Agradezco a mis compañeras y a nuestra maestra por todo lo compartido, por dejarme entrar en sus vidas, por hacerme sentir parte de su cultura y aprender de ella, las llevaré en el corazón y no tengo más palabras para resumir esta experiencia, que las mismas de Claudina, haciendo presente la voz de mis hermanas, desde el idioma de cada una:

Qué bueno es Dios, How good God is, Que le bon Dieu est bon, A la bon Bondye bon, Aondo doo, Ishwar kitna nek hai, Dev kitlo boro, Khuda Kitna Bhala Hai…

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