En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer este 8 de marzo, queremos recordar el legado de Santa Claudina Thévenet, una figura cuya vida y obra encarnan los principios de sororidad, justicia, y empoderamiento femenino mucho antes de que estos conceptos se integraran en el discurso contemporáneo sobre género e igualdad. Claudina, en una Francia marcada por la desolación post-revolucionaria, vislumbró en la educación una herramienta transformadora, no solo para mitigar la vulnerabilidad inmediata sino para sembrar las bases de una sociedad más equitativa.
Su legado trasciende la fundación de la Congregación de las Religiosas de Jesús-María; Claudina se convirtió en una pionera de la economía justa y solidaria, enfocándose en la formación de mujeres. Su enfoque no era simplemente educativo; era integral, buscando no solo impartir conocimiento sino también inculcar un sentido de comunidad, responsabilidad y autonomía entre las mujeres jóvenes. La elección de la fabricación de telas de seda como oficio para sus pupilas no fue casual; reflejaba su profundo entendimiento del entorno económico de Lyon y su deseo de posicionar a las mujeres como agentes económicos activos y justos en una sociedad que frecuentemente las relegaba a la marginalidad.
Claudina Thévenet no solo se adelantó a su tiempo en términos de iniciativas sociales, sino que también encarnó su firme convicción en la acción contemplativa y su creencia en un Dios que se manifiesta en el amor al prójimo. Su vida es testimonio de que la fe y la acción social no solo pueden sino deben ir de la mano para abordar las injusticias estructurales.
Hoy, su inspiración sigue viva en las Religiosas de Jesús-María, quienes continúan su legado en una amplia gama de apostolados, desde la educación hasta el acompañamiento de jóvenes, migrantes y personas en búsqueda de sus familiares desaparecidos, entre muchos apostolados alrededor del mundo. La obra de Claudina Thévenet resuena en el compromiso de estas mujeres con la creación de una sociedad más justa y compasiva, donde cada acción y cada decisión se toma con la convicción de que es posible transformar la realidad, una vida a la vez.
Claudina Thévenet, aunque quizás no tan conocida en el amplio espectro de figuras históricas femeninas, emerge como un referente en la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Su vida es un recordatorio poderoso de que el verdadero cambio social requiere paciencia, dedicación y una fe inquebrantable en el potencial humano para la bondad y la solidaridad. En este Día Internacional de la Mujer, celebramos no solo su legado sino el espíritu indomable de todas las mujeres que, como Claudina, han dedicado sus vidas a la creación de un mundo más justo y amoroso.